Este pequeño arenal, flanqueado por roquedales de baja altura, es una de las playas que forman parte de Cala d’Or que han recibido un trato urbanístico respetuoso, puesto que los establecimientos hoteleros, los bloques de apartamentos y las viviendas residenciales guardan una cierta distancia respecto de la cabecera de la playa.
Es uno de los arenales más acogedores y protegidos del oleaje de Santanyí, tanto que tiene un cabo que se prolonga por delante de la línea de costa, lo que sirve de parapeto a esta playa. No obstante, este hecho provoca que desde la orilla no se disponga de vistas al mar abierto.
La vegetación de esta pequeña cala se adentra sin discreción en la arena. Este es uno de sus principales atractivos. Con tan solo 30 metros de largo y un agua turquesa os recomendamos que vayáis temprano, pues se llena con mucha facilidad.
También conocida como Caló de ses egos, es una playa de arena y roca, pequeña y muy limpia. El acceso por carretera a Cala Egos se realiza sin dificultad, pero el aparcamiento es muy reducido en temporada alta.
Es una playa especialmente indicada si os gusta el buceo. Aunque se llega a ella con cierta dificultad, el esfuerzo habrá merecido la pena.
Esta playa está formada por dos calas, separadas por una punta de rocas de altura baja, de arena fina y muy poca pendiente. En el resto del litoral rocoso de esta zona son habituales las escalerillas para acceder al agua. El visitante llegará fácilmente por carretera al Caló de sa Torre desde s’Alqueria Blanca o Portopetro
Es una playa virgen situada en el Parque Natural de Mondragó, el mayor reclamo paisajístico de esta zona de la isla. Podréis llegar caminando desde s’Amarador pasando por Cala Mondragó o bien ir en coche hasta la urbanización que se halla en sus proximidades.
Declarado Parque Natural en 1992 es uno de los entrantes de mar más bellos e imponentes de la isla. Se divide en dos playas: s'Amarador y Mondragó, ambas espectaculares. Su arena fina y las aguas poco profundas la convierten en una playa perfecta para los más pequeños. En la parte posterior existe un humedal habitado por anguilas, serpientes de agua y aves
A Cala Mondragó se puede llegar directamente en coche o desde la playa de s'Amarador a pie que es más aconsejable porque hay más plazas de aparcamiento.
Igual que Cala Mondragó, S'Amarador se encuentra dentro del Parque Natural de Mondragó, de arena fina y agua turquesa esta playa esta ubicada en un sistema dunar y un estanque que la limita. La llegada por carretera es sencilla. El vehículo particular se podrá estacionar gratuitamente en un gran aparcamiento a cinco minutos de este arenal.
Cala Figuera se abre en dos brazos formando una “Y” que origina el Caló d’en Busques y el Caló d’en Boira. Este accidente geológico acantilado es uno de los más largos, angostos y protegidos del mar abierto de Illes Balears. El Caló d’en Busques tiene uno de los puertos pesqueros naturales más protegido del archipiélago
Desde Cala Santanyí nace uno de los paseos más bellos hacía Es Pontàs, un puente natural de roca sobre el mar. Como es una playa de fácil acceso y cuenta con todos los servicios es una de las más solicitadas en temporada alta.
Uno de los hitos de Cala Llombards es el excelente mirador situado sobre el mítico accidente geológico de Es Pontàs. También destaca la media docena de escars excavados en el acantilado por los pescadores para guardar sus barcas. El acceso es sencillo por carretera.
Su belleza atrae a muchos visitantes, aunque su difícil acceso no se lo ponga fácil. Es recomendable ir entre semana o muy temprano para no encontrarla masificada.
Es una cala con distintas zonas de baño: arena, rocas y hasta una pequeña cueva desde la que saltar al mar. El acceso al agua se realiza mediante el uso de las rampas para introducir las embarcaciones en el mar. Con una profundidad de entre cuatro y cinco metros, sobre un fondo arenoso con alguna roca suelta, un excelente paraje para la práctica de buceo.
Es un paraje escondido al que se puede llegar a pie desde el Cap de ses Salines, aunque los pocos bañistas que suele haber llegan por mar. Su entorno natural que se conserva intacto, su agua cristalina y su arena blanca la hace una de las playas vírgenes más acogedoras de Mallorca.
Una pequeña playa virgen de arena fina y blanca. Situada a solo 2 kilómetros de Cala d’Or. Las condiciones subacuáticas son excelentes para el calado de embarcaciones y la práctica del buceo, ya que existe un fondo de arena y alga, a una profundidad que oscila entre los tres y los cinco metros, lo que permite anclar no muy lejos de la orilla.
Con sólo 30 metros de largo, está cubierta por una maravillosa arena blanca. El acceso es relativamente complicado ya que no es posible llegar en coche, pero este hecho se convierte en una ventaja ya que raramente está llena.
Cala Serena es un pequeño arenal tranquilo, aunque con una urbanización próxima denominada Cala Serena, lo que supone una afluencia mediana de bañistas, todo lo contrario que su vecina Cala Ferrera.
Cala Ferrera. Una de las características de esta playa, y que motiva en parte su afluencia de bañistas es el fácil acceso en coche. Además la playa también cuenta con una pasarela para personas con movilidad reducida.
Una cala para disfrutar de una arena fina y blanca bajo el sol o si se prefiere, bajo la sombra de los pinos mallorquines. Una cala también para divertirse, tirándose un chapuzón desde las rocas. Los niños disfrutarán de estar a la orilla del mar, en esta cala familiar.
Una de las playas vírgenes más grandes de Mallorca, alejada de cualquier núcleo urbano, solo tiene en sus proximidades el Faro de Cap Salines. Se trata de un arenal mojado por aguas turquesas y cristalinas de poca profundidad, ideal para tomar largos baños relajantes, mientras se aprecia la silueta del archipiélago de Cabrera.
Es una playa totalmente virgen en la cual no se pueden encontrar ningún tipo de servicios.
Avda. de Bélgica, 49. CP 07660 Cala d’Or, Baleares, España.
Tel. 971 657 249